Sr. ESTEVARENA, Dolinda María

Queridas hermanas:
el día 11 de octubre 2024, en la Casa San José de la ciudad de Buenos Aires, partió a recibir el abrazo eterno del Padre nuestra hermana
Sr. ESTEVARENA Dolinda María
Nació en el barrio de La Boca de la Ciudad de Buenos Aires, el 31 de octubre de 1940
Profesó en Morón, Pcia. de Buenos Aires, el 24 de enero de 1961
“En mi familia éramos ocho: papá, mamá y seis hermanos: cinco mujeres y un varón. Mi padre era abogado y mi madre profesora de música, aunque su ocupación verdadera era ser mamá. La escuela primaria la hice en nuestro colegio de La Boca y el secundario en el de Almagro. Sentí una gran atracción por la vida que llevaban las hermanas en los últimos años del primario; hablé con mis padres sobre este deseo, y cuando era alumna de 4° año inicié el Aspirantado en Bernal, obteniendo a fin de año el título de maestra. En todo momento tuve el apoyo de mis padres, siempre me acompañaron y rezaron por mí. No les debo más que agradecimiento”.
Así narra la querida Hna Dolinda en sus recuerdos, los primeros años de su vida. “Feliz de ser Hija de María Auxiliadora, de una bondad única y siempre pronta en el servicio”, como la recuerda una hermana, fue maestra en Bernal (1961), en San Isidro (1962-1963), donde también fue asistente de las internas; en Almagro (1964-1967) donde fue estudiante hasta graduarse como Profesora de Matemática, Física y Química. A partir del año 1968 encontramos a la Hna Dolinda viviendo “una vida entregadísima a Dios” como educadora en la escuela, siendo la profesora, asistente, particularmente del último curso, catequista y rectora del secundario que innumerables exalumnos, profesores y familias recuerdan con gratitud y emoción en las casas de Bernal (1968-1971), Almagro (1972-1978, 1999-2004), San Justo (1979-1980; 1990-1998; 2005- 2013), San Isidro (1981-1989). “¡Cuántos adolescentes atesoraste en tu corazón materno!”, expresa con cariño otra hermana. En esa edad especial de la vida, donde la presencia amigable y coherente del educador genera apertura y confianza en el crecimiento de los jóvenes, encontramos el corazón salesiano de la Hna Dolinda, “impregnando de huellas, patios y aulas al estilo de Don Bosco y Madre Mazzarello”, como la recuerda una directora escolar con quien compartió uno de los equipos de animación y gestión. “La siembra de amor de toda su vida, hoy es cosecha de gratitud” que de este modo expresan sus exalumnas, padres y docentes: “Siempre te recordaremos detrás de esa rectora seria y acompañante que fuiste entre nosotras”. “Gracias por tus palabras que me animaron en mis días tristes”, “en los momentos difíciles de mi adolescencia”. “Fuiste presencia viviente de Cristo en la tierra: gracias por tu entrega amorosa”. “Si la habré hecho renegar… Hoy te recuerdo guía para quienes tuvimos la bendición de conocerte”. Para todos había un lugar, especialmente para los más pobres o quienes tenían alguna dificultad: “Ella fue quien decidió agregar un banco en el aula para que yo pudiera cambiar de colegio”. “Recta, con una sola palabra, con mirada intensa, bastaba su presencia para saber qué hacer… o no hacer. Mujer tan querida en su apariencia adusta”. “Gracias por haberme educado”.
A partir del año 2005 fue encargada de la Unión Padres de Familia en San Justo (2005-2013) y Directora General y Representante Legal en nuestra presencia con gestión laical de San Isidro (2014-2017), viajando diariamente desde su comunidad de Almagro (2014-2016) y La Boca (2016-2017). Su experiencia de vida, comprensión de la realidad juvenil, capacidad para trabajar con los laicos, eran la fuente de su autoridad que la hacían respetable y amada, “vital, lúcida, presente”, “humana y expeditiva para resolver cualquier problema”.
Desde el año 2018 al 2021 fue ecónoma en la comunidad de Almagro. De este tiempo ella expresa: “Es bueno hacer algo distinto y me enriquece aprender un servicio que nunca hice”. Sin embargo, se comenzaba a observar un deterioro cognitivo que necesitó atención y cuidado especial, el que pudo recibir en San Justo (2022-2023) y en la Casa San José (2024). Ya no estaba entre los chicos, pero pensaba y hablaba de ellos, alguna vez se escapaba para encontrarlos, seguramente los contemplaba en su oración.
Si bien pudo superar varios momentos críticos en su salud a lo largo de este año, fue desmejorando lentamente las últimas semanas. Hasta que, la mañana temprano de hoy, casi sin darnos cuenta, entregó su último suspiro al Señor en profunda serenidad y paz, el mismo día que otra hermana de la comunidad celebraba sus 101 años de vida…
“Quiero expresar un GRACIAS muy grande a Dios y a los chicos que me permitieron vivir con alegría la misión de educadora, dar y recibir, al estilo de Don Bosco”, así termina escribiendo ella en sus recuerdos. “¡Sonreímos! ¡Has vivido, Hna Dolinda!”, te decimos nosotros. Intercede por nuestra Inspectoría desde la vida plena que te envuelve hoy.
Ofrezcamos por esta querida hermana nuestra oración de sufragio.
Hna Silvia Boullosa
Inspectora ARG