Sr. VERGARA, María Luisa

Queridas hermanas:
a las 23.05 del día 12 de septiembre 2024, en la Casa María Inmaculada de la ciudad de Córdoba, partió a celebrar con María su Dulce Nombre en el abrazo eterno del Padre, nuestra hermana
Sr. VERGARA María Luisa
Nació en Luján de Cuyo, Pcia. de Mendoza, el 11 de octubre de 1939
Profesó en Funes, Pcia. de Santa Fe, el 24 de enero de 1961
María Luisa era la segunda de siete hermanas mujeres. Creció en una familia de valores humanos y cristianos arraigados. “Con el abuelo aprendimos a rezar desde niños”, contaba. El papá, de temple sereno, trabajó un tiempo en las viñas de la zona de Perdriel; la mamá, hacendosa en las tareas del hogar, supo iniciar a las niñas en el cuidado de la vida: “recuerdo que íbamos con mamá a cosechar en la viña”, cuenta una de sus hermanas. María Luisa aprendió en este ambiente laborioso, a desarrollar su creatividad y permanente actividad que la caracterizaron a lo largo de su vida. Sus hermanas veían en ella “algo especial” y sabían que cuando se proponía algo, tenazmente y a su tiempo… lo lograba. Conoció a las Hijas de María Auxiliadora en el Oratorio de Luján de Cuyo donde, seguramente con ellas, aprendió a coser y a decidir ser toda del Señor para las jóvenes en el Instituto.
Maestra de Corte y confección y de bordado a máquina, se distinguió desde sus primeros años de profesión por su desenvoltura en cualquier actividad que requiriera destreza manual, sobre todo en confección, cuidado de la ropa y de todo lo referente a servicios comunitarios. Con estas habilidades la vemos desplegarse en las casas de Rosario (1961-1965. 1971), Profesora de Manualidades, encargada del Oratorio, asistente de las internas; en San Juan (1966-1967), Profesora de Corte y Confección y de Manualidades; en varias oportunidades en Santa Rosa (1968-1970. 1972-1973. 1985-1986. 2009-2013. 2020-2022), Profesora de Actividades Prácticas, asistente de las internas, ecónoma, responsable de la atención de huéspedes y de tareas comunitarias; y en Curuzú Cuatiá (1987-1993) donde también fue catequista. Aquí dedicó tiempo y cariño, junto con la comunidad, a un niño muy necesitado de contención hasta lograr rescatarlo y brindarle un horizonte de esperanza. Fue ecónoma y asistente de las aspirantes en la Casa de Formación Laura Vicuña de Rosario (1974-1978), ecónoma y profesora de Actividades Prácticas en Rodeo del Medio (1979-1984. 1994-1998); consejera y ecónoma en Tucumán (1999-2007). Una de las empleadas expresa: “Fue muy buena con nosotros, un ejemplo de trabajo y entrega. En todo lo que hacía dejaba una enseñanza”. “¡Tanto bien que has sembrado y tanto amor que has dado!”, recuerda una exalumna. “Sin exigencias y atenta a las necesidades de sus hermanas”, añade una hermana cuando la recuerda ecónoma de la comunidad. Estuvo un año en San Telmo (2008) y en Salta, desde el 2015 al 2019 desplegó su sensibilidad hacia los pobres de un modo especial en el “Hogar El Tránsito” que albergaba menores mujeres que habían caído en algún delito. La Hna María Luisa acudía 2 veces por semana para enseñarles pintura, tejido, darles la oportunidad para conversar y acompañar esas jóvenes brindándoles alternativas de sentido y aliento para vivir.
Todos estaban contentos con ella; pero había una búsqueda interior que no se saciaba y que seguramente la alentó a hacer, en el 2014, una experiencia contemplativa y comunitaria en la Mariápolis de O’Higgins. Reservada y de bajo perfil, se explayaba cuando hablaba de su familia. No intervenía habitualmente en los espacios comunitarios; pero si lo hacía, era profunda y asertiva. El arte, el detalle armonioso, el amor a las plantas, fueron tal vez, su modo de comunicación. Por las casas donde estuvo, dejó espacios transformados hábilmente, con buen gusto, signos de una misión vivida con pasión. “Tenía alma de arquitecta y de jardinera”.
En el año 2022, delicada de salud, es trasladada a la Casa María Inmaculada. Y si bien se recuperó bastante, sufrió un cuadro preocupante en este último tiempo, vivido por ella con la consciencia de su próximo final. Agradecida por cuanto se le brindaba, rezaba: «En ti me abandono, Señor, con fe, confianza y amor», deseando descansar de tanta fatiga que experimentaba por su insuficiencia cardíaca. Se anticipó el cielo con la visita de sus hermanas y familiares compartiendo juntos dos días de alegría y gratitud junto a la comunidad. Y, cuando ellos llegaban a sus casas de regreso, “Marilú” partía a la Casa del Paraíso, serena y en paz.
Querida Hna María Luisa, te sabemos abrazada por Jesús, el que tanto anheló tu vida, tu felicidad plena. Ya lo contemplas cara a cara en su jardín de cielo. Intercede por nosotras, para que sepamos ser artistas creativas de un tiempo nuevo de esperanza para los jóvenes de hoy.
Ofrezcamos por esta querida hermana nuestra oración de sufragio.
Con afecto
Hna Silvia Boullosa
Inspectora ARG