Comunicaciones

Circular N° 1045 Madre Chiara Cazzuola

Caminos de esperanza

Queridísimas hermanas:

El Año Santo 2025, que acaba de comenzar, se presenta rico de experiencias que también dejan una huella de luz en el camino del Instituto. El sugestivo rito de la apertura de la Puerta Santa marcó el inicio de un tiempo de gracia que nos invita a reavivar la esperanza en nuestra vida y en nuestra misión; nos invita a convertirnos en «Peregrinos de esperanza», es decir, buscadores de Dios, del infinito en nuestra vida cotidiana, para poder ser signos de esperanza para las jóvenes y los jóvenes. Esta sed de sentido, que da sabor a la existencia e inquietud al alma, nos sitúa en una dimensión de búsqueda constante: todas y todos somos peregrinos del Absoluto, como Abraham que de viajero y nómada se convierte en peregrino-buscador de Dios.
En el itinerario de conversión personal y comunitaria que el Año Santo nos insta a recorrer, pidamos con confianza la virtud teologal de la esperanza, que es don de Dios y fruto de nuestra fe en Él. En este mismo instante, nos ponemos humildemente al servicio de una humanidad frágil y herida, que vive el drama de la guerra, de la injusticia, de la pobreza, de las catástrofes naturales, conscientes de que también en estas situaciones de oscuridad y, a menudo, de desesperación, el Señor nos llama a encontrar en la fe la confianza y el optimismo necesarios para buscar nuevos horizontes.

Una mirada retrospectiva respecto al camino vivido
En el proceso de implementación de la Programación del Consejo General (2022-2027), el Señor nos ha concedido vivir, como Instituto, experiencias significativas que alimentan la esperanza y generan vida en muchas partes del mundo. Una de estas experiencias es la realización de los Seminarios Por una animación generativa, que involucraron a los Consejos y equipos Inspectoriales de cada Conferencia Interinspectorial. Fueron importantes encuentros de vitalidad y comunión con las hermanas de los diversos continentes. Pudimos acercarnos y conocer mejor las diferentes realidades del Instituto en un camino de Iglesia sinodal, que promueve la comunión, la participación y la misión, como camino de futuro para hacer presente el Reino de Dios a las nuevas generaciones en el espíritu del Sistema Preventivo, a través de la educación y el anuncio del Evangelio.

También nosotras, como Consejo General, hemos concluido el año 2024 viviendo un tiempo de revisión de nuestro servicio de animación y gobierno en los últimos tres años, a la luz de la Programación del sexenio. La relectura de nuestra experiencia, como comunidad que anima y guía el Instituto en sinodalidad, nos ha permitido captar con gratitud muchas semillas de vida y, al mismo tiempo, las debilidades por las que pedir perdón y encomendarnos a la misericordia del Padre. La asunción de la sinodalidad misionera es una experiencia que construimos juntas, cada día, tratando de superar las inevitables dificultades, de armonizar nuestras diferencias, compartiendo la fraternidad y la alegría de la comunión.

En este mes de enero se iniciaron las Veríficas Trienales del CG XXIV con las Conferencias Interinspectoriales. Nos sentimos unidas para seguir un camino de discernimiento y docilidad, para comprender lo que el Espíritu Santo nos pide hoy para ser, con María, una presencia generadora de vida.

Las comunidades locales e inspectoriales también están involucradas en momentos de evaluación, cuyos frutos enriquecerán el diálogo y la confrontación en el contexto de las Veríficas Trienales, un tiempo de gracia y esperanza para evaluar juntas los procesos en curso, para releer la experiencia vivida iluminada por la Palabra de Dios, por la experiencia de nuestros Fundadores y por los desafíos de la contemporaneidad.
Las Veríficas guiarán el camino de nuestro Instituto en los próximos tres años, con renovada confianza y audacia hacia el próximo CG XXV.

Creemos en la acción del Espíritu Santo que nos abre a la escucha, a la búsqueda, a tomar juntas opciones concretas, que fortalezcan nuestra respuesta vocacional y hagan que el carisma educativo de Don Bosco y de Madre Mazzarello esté siempre vivo y vigente en las diversas culturas.

El don de la santidad con rostro misionero
La perspectiva del Trienio en preparación al 150° aniversario de la primera expedición misionera de las Hijas de María Auxiliadora, nos presenta la belleza y la fecundidad de las comunidades misioneras en salida, primero de Mornese y luego de Niza. Pocos años después de la fundación del Instituto, la comunidad respira profundamente el espíritu misionero, que la guía a dar testimonio de Jesús en todas las partes del mundo con intrépida valentía y amor.

El espíritu misionero en sus orígenes, y aún hoy, no se experimenta como un complemento a la actividad del Instituto, sino como un elemento esencial: reaviva el espíritu de familia, la audacia apostólica y la colaboración dentro de la Familia Salesiana. Nos gustaría que la celebración de este evento especial realmente toque nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestra misión y nos involucre en una nueva llamada misionera.

El lema elegido: Es hora de reavivar el fuego, nos compromete a reavivarlo juntas, redescubriendo la pasión misionera propia de todo bautizado y fuertemente encarnada por Sor María Troncatti: madre, misionera, artífice de la paz y de la reconciliación.

Ella interpretó la actividad misionera como una obra de Dios germinada en el corazón del bosque y estaba convencida de que la semilla de la Palabra, sembrada en esa región impermeable y aislada, daría frutos de caridad y renovación. Para Sor María, la misionariedad estaba totalmente identificada con la santidad. En cada acción y elección, expresaba un encanto sobrenatural y a su alrededor se respiraba un aire de Paraíso.

Demos gracias al Señor por el don de su canonización, precisamente en este Año Santo y en el corazón del Trienio de preparación al 150° aniversario de la primera expedición misionera. Se trata de acontecimientos preciosos, de gran significado histórico para nuestra Familia religiosa, que nos animan a reavivar nuestro impulso interior y a ser Mornese en salida hoy.

Canteras de esperanza
Como Consejo General estamos comprometidas con la reflexión y la implementación de las consignas del CG XXIV. Con la colaboración de personas competentes, implicadas en las diversas Comisiones constituidas a tal efecto, estamos llevando a cabo los procesos iniciados, incluida la actualización del Proyecto de Formación y de las Líneas orientativas de la misión educativa de las FMA.

A esta tarea se suma la reflexión sobre los criterios para la revisión de los Protocolos relativos a la Protección de los Menores y también el acompañamiento en la adopción de la Deliberación del CG XXIV.

Agradecemos a todas las hermanas, laicas y laicos, a las jóvenes y los jóvenes de diferentes contextos culturales, que se han puesto a disposición para dar su contribución con un gran sentido de pertenencia y corresponsabilidad. La búsqueda conjunta, marcada por momentos de alegría y esfuerzo, es siempre una experiencia de intensa formación para todos, de comunión y discernimiento en el Espíritu Santo.

El próximo 16 de febrero, en Turín-Valdocco, tendrá lugar la apertura oficial del 29o Capítulo General de los Hermanos Salesianos, que tiene como tema: Apasionados por Jesucristo, dedicados a los jóvenes, con el subtítulo: Vivir nuestra vocación salesiana de manera fiel y profética. Para este evento, queremos expresar nuestro apoyo y asegurar nuestras oraciones al Vicario del Rector Mayor – don Stefano Martoglio – y a todos los capitulares, invocando en la Asamblea Capitular el don del Espíritu Santo y la presencia de María Auxiliadora, especialmente en el delicado momento de discernimiento para la elección del undécimo sucesor de Don Bosco y de los miembros del Consejo General.

Que en el Año Jubilar que acaba de comenzar, nos acompañe María, Madre de la esperanza, a caminar como Pueblo de Dios, por caminos de paz y reconciliación. «Dejémonos atraer desde ahora por la esperanza y permitamos que a través de nosotros sea contagiosa para cuantos la desean» (Spes non confundit, 25) en nuestras comunidades, en los diversos ambientes educativos, en las comunidades educativas, en nuestro peregrinar con los jóvenes.
Deseamos, especialmente en este mes rico de aniversarios salesianos, alimentar la esperanza, propia de nuestro carisma y corazón de nuestra misión educativa, haciendo vitales las palabras de Don Bosco: «Caminad con los pies en la tierra y con el corazón habitad el cielo» (MB VIII, 752).

Por último, abiertas al Amor Trinitario, que alimenta nuestra relación personal con Dios y el impulso a actuar por el bien, sugerimos que hagamos nuestra la oración que el Papa Francisco propone en este Año de Gracia:

Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada esperanza
en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme
en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo
reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz
de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.

Amén.

Os saludamos con alegría y gratitud.

Roma, 24 de enero de 2025

La Madre y las Hermanas del Consejo