Sr. COCA Y ISUSI, María del Carmen
Queridas hermanas:
el 15 de abril 2024, en la Casa María Auxiliadora de Viedma, el Señor llamó a la Vida en Él a nuestra hermana
Sr. COCA Y ISUSI María del Carmen
Nació en Bilbao, España, el 2 de febrero 1934
Profesó en Madrid el 5 de agosto 1955
La vida de la “Hna Coca”, como habitualmente la llamábamos, misionera española en Argentina, comienza en Bilbao junto a sus padres Honorio y María y sus cuatro hermanos, uno de ellos fallecido siendo niño. Su papá, poco antes de morir, pidió a sus hijos y nietos no olvidar nunca a Coca, su hija lejana. Y así fue hasta el final.
Siendo alumna en el colegio de Bilbao, era asidua al Oratorio que animaban las hermanas en ese tiempo y miembro de la Acción Católica del Centro parroquial de San Francisco en esa misma ciudad. En esas experiencias de protagonismo juvenil vividas en el colegio y en la parroquia, descubre su vocación religiosa e ingresa al Aspirantado al finalizar el nivel secundario.
En sus años de votos temporales estuvo en las casas de Salamanca (1955-1958), Santander (1959), Béjar (1960-1961) y San Sebastián (1961-1962), siempre como Maestra, encargada del Oratorio, asistente.
Después de su profesión perpetua hace su petición misionera y el 12 de octubre de 1962 llega a la Argentina. Se inserta en la comunidad María Auxiliadora de General Roca como maestra, asistente de las internas y encargada de iniciar, junto con otra hermana, un Oratorio dominical en la ciudad de Neuquén, donde, luego de 2 años, en 1965, se celebra la fundación de nuestra presencia en el lugar. Narra una hermana: “Noté de inmediato su inserción comunitaria, con rasgos salesianos típicamente españoles: entusiasmo, alegría, disponibilidad, una notable capacidad para la animación del Oratorio”, que sería, con el tiempo, la dedicación especial de toda su vida. En Neuquén fue también maestra y catequista en el incipiente colegio. Luego pasó a Viedma (1966-1968) donde fue Vicaria, maestra, fundadora de Escuadra de Exploradoras. En Gral. Acha (1969- 1974) fue Directora de la comunidad. A continuación, estuvo un año en Trelew María Auxiliadora (1975), Junín de los Andes (1976) y en España al cuidado de su papá (1977). Regresó a Viedma en 1978 como maestra, asistente y encargada del Oratorio. En 1979 llegó a Bahía Blanca María Auxiliadora y se hizo cargo, además de la clase de Actividades Prácticas en la escuela, de un Oratorio que funcionaba en la ciudad los días domingo desde hacía un tiempo. Cuenta una animadora de entonces: “La querida Hna Coca llega con todo su entusiasmo. Organiza un grupo del cual formé parte, nada quedaba librado al azar: juegos, talleres, regalos, merienda, y un rato de oración a la Virgen; paseos, campamentos de verano, momentos de mucha alegría compartida”. Siempre responsable del Oratorio y del trabajo en los barrios, la vemos luego en Viedma (1986- 1988), Bahía Blanca Sagrado Corazón (1989-1992), Carmen de Patagones (1993-1997), Trelew María Auxiliadora (1998-2000) y regresar nuevamente en el 2001 a Bahía Blanca María Auxiliadora donde decidió entregar el resto de su vida al servicio de los pobres. De carácter fuerte, porfiada en sus ideas, creativa en sus iniciativas, apasionada en su entrega, muy querida por muchos, no siempre se sintió comprendida por todos. Con el espíritu misionero que la caracterizaba, salió a recorrer el barrio “Spurr”, a las afueras de la ciudad, para visitar las familias y entrar en contacto con esa realidad. Así comienza una obra llamada “Centro Comunitario San Ignacio de Loyola” construido con ayuda económica de bienhechores y amigos de su tierra natal. Hasta el día de hoy, dirigido por una Comisión de laicos, funcionan talleres de costura y tejido para mujeres, coro y apoyo escolar para los niños, merienda y entrega de bolsones de comida. Para llevarla adelante, sabía interesar a las autoridades y diversas instituciones por su capacidad de involucrar a su entorno y a cuanta persona se cruzara en su camino. Mensualmente recibía ayuda monetaria de innumerables bienhechores para becas de estudio o subsidios. La Hna Coca dedicó a esta obra todas sus energías durante varios años, viviendo una incuestionable pasión por ayudar a los demás.
Fue muy difícil para ella dejar el barrio en el 2013 y partir para Gral. Conesa, aun cuando era evidente el límite de su salud y los cuidados que estaba necesitando. Fue la hora de la prueba, del despojo, de la purificación que lentamente, al llegar a Viedma en el 2015, la iba preparando para el encuentro definitivo con el Señor. Casi no hablaba, se expresaba muy poco, como si un manto de silencio la inundara… “Los caminos del Señor son, por momentos, incomprensibles; pero rectos y profundamente misericordiosos”, expresa una hermana al recordarla.
Desde hacía una semana notábamos que se iba apagando su salud, comprometida desde hacía varios años. La comunidad la asistió con los cuidados necesarios, especialmente con la presencia, la oración y los sacramentos.
Querida Coca, que descanses en paz. Jesús te abrace con amor infinito convirtiendo el sufrimiento y dolor de los últimos años en ofrenda de salvación.
Ofrezcamos por esta querida hermana nuestra oración de sufragio.
Con afecto
Sr. Silvia Boullosa
Inspectora ARG