Sr. AGUAIDA, Rosa Elena

Queridas hermanas: 

 el 18 de febrero 2024, en la Clínica Los Cedros de San Justo, Buenos Aires, el Señor de la Vida llamó para estar con Él para siempre a nuestra querida hermana

Sr. AGUAIDA, Rosa Elena 

Nació en San Isidro, provincia de Buenos Aires, el 10 de enero 1926

Profesó en Morón el 24 de enero 1946

La larga y generosa vida entregada al Señor de nuestra querida hermana Rosa es un canto de gratitud y bondad. Así lo reflejan sus escritos y quienes compartieron con ella la vida hasta el final. Sus padres, inmigrantes libaneses venidos a Argentina después de la primera guerra mundial, luego de permanecer un tiempo en Chacabuco, pcia de Buenos Aires, donde nació el primer hijo, se radicaron en San Isidro donde nacieron Rosa Elena y su hermana menor. A raíz de un derrame ocular y de una diabetes detectada más tarde, el papá comenzó a quedar ciego con imposibilidad para trabajar. “El dolor avanzaba cada día sobre mi casa”, cuenta Rosita. “Íbamos cayendo en la pobreza… ‘Dios no nos abandonará’, decía mi papá. Esa frase me quedó impresa… Mamá nos preparaba con la oración y la esperanza”. En ese tiempo, en que tendría unos 8 años, se enfermó también ella y estuvo a punto de muerte. “Entonces, mamá me consagró a la Virgen de Luján… y sané. Yo sentía que pertenecía a la Virgen”. En esta familia sencilla, trabajadora y de profunda fe, nace la vocación de Rosa y el deseo de ser Hija de María Auxiliadora cuando comienza a frecuentar el Oratorio y luego la escuela primaria en San Isidro. Recordaba entre sus maestras a Merceditas Vera, la compañera y amiga de Laura Vicuña, “a quien siempre quise y de quien aprendí a ofrecer mi vida por la felicidad de mis padres y hermanos”.

Ingresó al Aspirantado a los 14 años en la “Escuela Agrícola María Mazzarello” (hoy San Justo) donde cursó los dos primeros años del secundario que finalizó en La Plata, obteniendo el título de Maestra Normal Nacional. “Cada día me repito: Todo lo recibiste gratuitamente, debes darlo gratuitamente”, comparte en sus escritos. En sus años de formación, en los que aprovechó cada oportunidad recibida, pensaba en su familia y en las necesidades que estaban atravesando. Entonces se decía: “Jesús, yo quiero pensar en tu Reino. Tú piensa en mi familia. Con la experiencia, a veces dolorosa, de palpar la Providencia Divina, me propuse con los míos, ser una hostia de alabanza a la Misericordia y Providencia de Dios Padre”.

Fue maestra y encargada del Oratorio en las casas de Ensenada (1946-1947), Almagro (1948), Puerto Deseado (1949-1951), Puerto San Julián (1953-1954), Puerto Santa Cruz (1955-1957); Consejera Escolar y maestra en Morón (1958-1959), Uribelarrea (1960), La Boca (1961-1962), La Plata (1964-1968), Soler (1963; 1969-1971) donde fue testigo del nacimiento del Movimiento de las Exploradoras de María Auxiliadora junto a la Hna Esperanza Salica de quien escribió su biografía “Como viento impetuoso”. Siendo Directora de comunidad en Morón “Anexo MM” (hoy Eusebia Palomino) en 1972-1975 fundaron también la Escuadra 14 para las niñas y jóvenes del lugar. En el servicio al movimiento fue Asesora Regional (1974) y Asesora Nacional (1975-1980), siendo miembro de las comunidades de Soler (1976-1978) y de La Boca (1979-1980) donde continuaba prestando su servicio como Consejera Escolar, maestra y responsable del Oratorio en ambas comunidades. Fue animadora de comunidad en Bernal “Ateneo” (1981), Garay (1982-1987; 1991-1993) y La Boca (1988-1990). “Pude comprobar, en la guía de las comunidades pequeñas, el abanico que se abre para el apostolado con las familias, con el barrio, en la catequesis a todo nivel. ¡Gracias, Dios mío!”, escribió en sus memorias. Fue vicaria, secretaria, delegada de Exalumnas y responsable de los padres en las casas de Bernal (1994-1997), La Boca (1998-1999), San Justo (2000-2001), nuevamente en Garay (2002-2004) y en Morón (2005-2009). “Me encantó estar con las Exalumnas y la Unión de Padres. Con ellos me tocó participar en la redacción del Estatuto cuando la ‘Unión Madres’ se transfromó en ‘Unión de Padres’ en 1974”. A partir del año 2010 llega a San Justo en descanso, colaborando como cronista y en las tareas comunitarias. “He contado 25 cambios de casa en mi vida… y me han costado siempre. Los sentía como una ruptura en los afectos. Pero ahora, en este atardecer, los veo dentro del plan amoroso de Dios. ¡Todo me fascinaba! ¡Cuánto bien pude hacer con este signo de desprendimiento! Pero, desde siempre, mi lentitud en los trabajos manuales y mis llegadas tarde me proporcionaron humillación…”

Los últimos dos años en San Justo se encontraba postrada sobrellevando un deterioro cognitivo con paciencia y serenidad. Por una reestructuración de comunidades y una mayor atención, en enero de este año fue traslada a la Casa San José donde logró integrarse en algunos momentos comunitarios, donando siempre su alegría y gratitud. Pero ayer contrajo una neumonía y rápidamente se encontró en un estado muy delicado, dejándonos definitivamente en la madrugada de hoy.

Querida Hna Rosa, hoy ponemos voz a estas palabras tuyas que sintentizan tu amor apasionado por el Reino: “Lo que me encantó cantar al comienzo de mi vida ‘Te ofreceré un sacrificio de alabanza’ (salmo 115), tuvo muchos tonos a lo alrgo del tiempo. Hoy, bien policromática, se la ofrezco una vez más al Señor, unida a la blanca de mi última Misa, para la gloria del Padre y de mi querido Instituto”.

Ofrezcamos por esta querida hermana nuestra oración de sufragio.

Con afecto

Hna Silvia Boullosa 
Inspectora ARG