Leonardo Murialdo nació en Turín (Italia) en 1828. Fue el octavo hijo de una familia acomodada.
Cuando era joven tuvo una profunda crisis espiritual que lo convirtió y le ayudó a descubrir su vocación sacerdotal. Emprendió en Turín los estudios filosóficos y teológicos.
En esos años comenzó a trabajar en el Oratorio de los Ángeles Guardianes, dirigido por su primo, el parre Roberto Murialdo.
Gracias a esta colaboración, se puso en contacto directo con los problemas de los jóvenes de Turín: chicos de la calle, prisioneros, limpia chimeneas y aprendices de talleres.
En 1851 fue ordenado sacerdote. Empezó a trabajar en estricta colaboración con Don Cafasso y con Don Bosco y a pedido de éste se ocupó de la dirección del Oratorio de San Luis. Leonardo respiró el sistema preventivo, lo encarnó y lo aplicó en todas sus futuras obras educativas.
Murialdo fue de los que promovieron las primeras bibliotecas católicas populares y la Unión de los Obreros Católicos, de los que sería asistente eclesiástico por muchos años. En 1873, con el apoyo de algunos colaboradores, fundó la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo). Su finalidad apostólica fue la educación de los jóvenes, especialmente de los jóvenes pobres y abandonados. Abrió oratorios, escuelas técnicas, hogares para jóvenes trabajadores y colonias agrícolas, reforzó su compromiso en las asociaciones laicales, especialmente en el campo de la formación técnica de los jóvenes y en la buena prensa.
Hacia 1884 tuvo varios ataques de neumonía bronquial. A pesar de las pruebas y molestias, vivió hasta 1900. Su vida, estilo y obra lo unen a su amigo y modelo San Juan Bosco.
Pablo VI lo beatificó en 1963 y lo canonizó el 3 de mayo de 1970.