Religioso y sacerdotal, fue admitido al noviciado de Barcelona-Sarriá
y allí profesó el 5 de septiembre de 1909.
Fue ordenado sacerdote en Salamanca el 28 de julio de 1918. Los colegios de Campello, Barcelona, Madrid y Salamanca fueron el campo de su apostolado; fue director en Salamanca y en Madrid y luego en el estudiantado teológico de Carabanchel Alto (Madrid), donde le sorprendió la revolución. Se distinguió por la piedad, el celo y la entrega sacerdotal. Fue un superior prudente, paternal y comprensivo, aun exigiendo el cumplimiento del deber, siendo el primero en dar buen ejemplo. Con el esfuerzo prolongado y conti- nuo consiguió gran afabilidad y constancia de carácter, de espíritu y de mortificación. Ya en 1934, al presentir cada vez más cerca la re- volución, iba preparando para el martirio el espíritu de los suyos.
El 20 de julio de 1936 la casa de Carabanchel Alto fue asaltada por los milicianos. Don Enrique se ofreció a morir por todos, pero no fue aceptado su ofrecimiento. Todos fueron encarcelados. Pues- tos luego en libertad, don Enrique buscó un refugio a cada uno y continuó interesándose por la suerte de los demás. El 2 de octubre de 1936 los milicianos, sabiendo que era sacerdote, lo arrestaron y hacia las 10 de la noche lo fusilaron.