Siervo de Dios Carlos Della Torre
(1900-1982)
Inicio del proceso 17-1-2003
Carlos nació el 9 de julio de 1900 en Cernusco sobre el Naviglio, provincia de Milán (Italia), de padres humildes y muy religiosos, fue el cuarto de siete hermanos.
En 1917, al estallar la Primera Guerra Mundial, el joven Carlos, sin haber cumplido los 18 años, fue llamado a las armas por año y medio.
De vuelta en casa, vio morir a su padre por un cáncer de estómago. En aquellos tristes momentos, Carlos fue el ángel consolador de su madre y de sus hermanos. Pasó aquellos años de su juventud ayudando a su madre y frecuentando la iglesia parroquial, donde enseñaba el catecismo a los muchachos.
El 3 de diciembre de 1923, a los 23 años, entró en el Instituto Salesiano Cardenal Cagliero, de Ivrea, donde en tres años logró concluir el bachillerato.
El Colegio Salesiano de Ivrea era en aquel tiempo el instituto misionero de la congregación, de donde partían para todo el mundo los jóvenes salesianos misioneros.
El 26 de octubre de 1926, zarpó de Génova para la misión salesiana de China. Fue un viaje sin regreso, porque Don Carlos, misionero durante 56 años, no volvió nunca a su patria para ver a sus seres queridos.
Después de siete meses como novicio en Macao (China), fue destinado a la nueva misión de Tailandia, llamada por entonces Siam. Llegó a Bangkok el 25 de octubre de 1927, con el primer grupo de misioneros bajo la dirección del futuro obispo Cayetano Pasotti y guiados por Don Pedro Ricaldone, entonces Rector Mayor de la congregación, que hacía la visita extraordinaria al Extremo Oriente.
El 8 de diciembre de 1927, Carlos hizo su primera profesión religiosa en Bang Nok Khuek, casa madre de la misión salesiana de Tailandia.
Durante este primer período de su vida religiosa, en el trato con las jóvenes y las mujeres que hacían el servicio en la casa, tuvo la inspiración de reagruparlas y de fundar una congregación de hermanas locales destinada al servicio y a la manutención de las iglesias, de las escuelas parroquiales, de la cocina y de la ropería de los colegios, y, además, encargadas de la enseñanza del catecismo a los niños para prepararlos a recibir los sacramentos.
El 26 de enero de 1936, el clérigo Carlos y sus siete compañeros de noviciado fueron ordenados sacerdotes en la pequeña iglesia de Ban Pong.
En 1949, con la llegada de un visitador extraordinario a Tailandia, y puesto por los superiores en la angustiosa alternativa de dejar la Congregación Salesiana o su instituto de hermanas locales, Don Carlos, con gran pesadumbre y disgusto, pero profesándose aún hijo devoto de Don Bosco, dejó la congregación para poder dedicarse plenamente a su incipiente obra, incardinándose en la diócesis de Bangkok.
Para Don Carlos y sus primeras hermanas estos años fueron verdaderamente difíciles en todos los sentidos. Se encontraron en las condiciones más desesperadas, sin medio alguno, sin techo y sin trabajo, un poco abandonados e incomprendidos. En el pequeño local puesto a su disposición por el obispado de Bangkok, las hermanas se ganaron el pan bordando y cosiendo vestidos que luego eran vendidos a bajo precio.
Mientras iba desarrollando sus obras y atendía a la formación de sus hermanas, Don Carlos había enviado a Roma el primer reglamento para la aprobación como instituto de consagradas seglares. En 1954, después de muchas incertidumbres y dificultades, hicieron su primera profesión y consagración religiosa las siete primeras Hijas de la Realeza de María Inmaculada.
El Padre Carlos siguió ocupándose del instituto por él fundado y lo animó de espíritu salesiano y de entrega apostólica, especialmente hacia la juventud más pobre.
El 5 de diciembre de 1981, el arzobispo de Bangkok le comunicó a Raimundo García, inspector salesiano, que no había ninguna dificultad para que el Padre Carlos ingresara de nuevo a la congregación, como había pedido insistentemente por siete años.
Algunos días después, el 9 de diciembre de 1981, con su salud debilitada, el Padre Carlos hizo nuevamente su profesión religiosa como salesiano.
Murió el 4 de abril de 1982.