Una nueva presencia de las
Hijas de María Auxiliadora
en Argentina
El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (IFMA) es una forma en la que la vida religiosa femenina se expresa en el mundo.
Fue fundado en 1872 en Mornés (norte de Italia), por San Juan Bosco (fundador de la Congregación Salesiana) y Santa María Dominga Mazzarello, primera superiora, junto a un grupo de jóvenes campesinas.
La Inspectoría “Laura Vicuña”, es el fruto del camino de reflexión y construcción conjunta de las tres jurisdicciones religiosas que hasta el año 2022, el IFMA ha tenido como presencia en Argentina. Hoy se constituye en una gran familia con más de 70 comunidades, obras y espacios educativos que entregan lo mejor de sí al servicio de los jóvenes más vulnerables y vulnerados a lo largo y ancho del país.
La educación es el corazón de nuestra misión
Obras formales
Escuelas.
Profesorados.
Centros de formación profesional.
Obras no formales
Comunidades misioneras: en pueblos originarios, zonas campesinas y centros urbanos
Grupos juveniles
Expresiones del Movimiento Juvenil Salesiano
¿Quién es Laura Vicuña?Un poco de su historia
Al reconfigurarse la presencia del Instituto en Argentina, el nombre de Laura surgió espontánemente por ser nuestro país el lugar donde la beata, que queremos Santa, hizo su camino de santidad, creció y se dejó plasmar por Dios, donde amó con su mismo corazón misericordioso.
Laura del Carmen Vicuña nace el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile. Hija de Mercedes Pino y de José Domingo Vicuña. Cuando su padre desaparece de la escena familiar, su madre, que declara ser costurera en la partida de nacimiento, se traslada a Temuco, más al sur de la capital, donde nace su segunda hija, Julia Amanda, y hacia 1899 cruza con ellas la cordillera hacia Argentina.
Viven distintos lugares hasta que se instalan en una estancia que está cerca del río Quilquihué (Neuquén), cuyo dueño es Manuel Mora, con quien pronto la madre comenzará a convivir.
Laura y su hermana ingresan como alumnas internas en el Colegio de María Auxiliadora de Junín de los Andes, en febrero de1901. En ese mismo año toma su Primera Comunión, momento en el que ofrece su vida a Jesús y consagra su pureza a la Virgen Auxiliadora. Sus compañeras la recuerdan como una presencia siempre bien dispuesta a ayudar a todos. Se destaca también por la responsabilidad y el deseo de crecer en la fe cristiana con gran coherencia de vida.
Cuando comprende que la convivencia de su madre con Mora la hace vivir en pecado, sufre y se muestra muy contrariada. Las visitas a su madre resultan un tormento ya que, a medida que va creciendo, soporta cada vez más violentos ataques de Mora.
Laura opta por pedir a Dios la salvación de su madre a cambio de su propia vida y, tras caer gravemente enferma, le confiesa en su lecho de muerte, el 22 de enero de 1904, que ha ofrecido su vida para que se arrepienta y viva cristianamente.
Su vida nos invita a seguir caminando con ella en una santidad cotidiana hecha de entrega, de amor a Jesús y a María, de donación de lo mejor de cada uno/a de los que formamos esta nueva presencia, en medio de los jóvenes más necesitados y en las periferias.
(“La construcción de la santidad. La Beata Laura Vicuña – María Andrea Nicoletti” y otros textos)
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